lunes, 24 de abril de 2017

REFLEXIÓN FINAL SORAYA DOMINGO LÓPEZ

EL CAMINO HACIA LA INCLUSIÓN

Durante la asignatura hemos podido observar cómo ha ido cambiando la concepción de las personas con necesidades educativas especiales así como ha ido evolucionando el sistema educativo en lo que se refiere a la atención de los alumnos con dichas características, además de los recursos tanto materiales y personales empleados para llegar al fin último como es conseguir una educación inclusiva de calidad que integre a todos los alumnos independientemente de sus características.

A lo largo de la historia se han dado tres modalidades educativas como son: exclusión, segregación, integración e inclusión, que iremos viendo a continuación.

Partimos de la exclusión, un tipo de educación que tiende a la no escolarización y atención a los alumnos y personas con necesidades educativas especiales. Este tipo de educación la podemos ver reflejada a lo largo de la historia: en la Edad Media la discapacidad que sufrían las personas se pensaba que era debida a causas demoniacas y divinas, pero no es hasta el siglo XVII-XVIII cuando gracias a Descartes y Locke se cambia el punto de vista en lo que se refiere a las enfermedades mentales. Posteriormente, a finales del siglo XVIII, con Itard gracias al caso “Victor” se pudo observar como el contexto es un elemento fundamental para la modificación de comportamientos, consiguiendo así el aprendizaje y la relación entre las palabras y los objetos. Más adelante, María Montessori elaboró materiales con diferentes posibilidades pedagógicas; por lo tanto se consiguieron grandes avances en la atención a los alumnos y personas con necesidades educativas especiales, ya que anteriormente se consideraban a estas personas como no educables, por lo tanto no recibían escolarización y eran apartadas de la sociedad al no poderse integrar en la misma.

Con el nacimiento de la Educación Especial entre el siglo XVIII y principios del siglo XIX surgieron las primeras instituciones que se especializaban en las atenciones a las personas deficientes como sordas, ciegas y con retraso mental. Se pensó en otra modalidad de educación como es la segregación en la que alumnos considerados “normales” acuden a un centro educativo ordinario y por otro lado centros de Educación Especial al que acuden alumnos con necesidades educativas especiales, donde el objetivo es desarrollar actitudes y habilidades para poderse desenvolver en el día a día y en la sociedad. En 1922 se creó el primer colegio de educación público para alumnos con discapacidades intelectuales, denominado Escuela Central de Anormales. Unos años más tarde en los años 50 una asociación de padres y madres (NARC) comenzaron a pedir que sus hijos con discapacidad pudieran ser atendidos en las escuelas ordinarias, lo que fue un gran paso hacia la integración.

Sin embargo, a partir del Informe Warnock de 1978 y gracias a la LOGSE que integra la filosofía del mismo supuso un antes y un después en la educación especial debido a que se empieza a considerar que los fines de la educación han de ser los mismos para todos los alumnos ya sea por necesidades educativas especiales o dificultades de aprendizaje y por ello para poder atender a todos los alumnos en los centros ordinarios independientemente de sus necesidades, características e intereses, es muy importante adecuar el curriculum ya que al ser flexible y cambiante se puede adecuar a las dificultades que presentan los alumnos, realizando dos tipos de modificaciones, llamadas adaptaciones. Dependiendo del tipo de dificultad que presente el alumno o alumna encontramos: por un lado una significativa, es decir, introducimos cambios en los contenidos y por otro lado, una adaptación no significativa en la que realizamos cambios en el currículo para que el alumno sea capaz de alcanzar los objetivos propuestos; siempre debemos realizar el cambio o modificación desde la normalización.

Posteriormente, gracias a la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI) de 1982, se comienza a ver la importancia de la integración de los alumnos con necesidades educativas especiales en los centros ordinarios. Dar una educación de calidad a la sociedad depende de cómo prestemos atención a las necesidades que presentan los alumnos en los centros educativos y como consecuencia estaremos abandonando el término integración, para dar paso al término inclusión. Sólo lo podremos llevar a cabo si los alumnos se sienten valorados como miembros de la comunidad educativa.

Unos años más tarde con el nacimiento de  la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE)  se comienza a tener en cuenta las necesidades o dificultades que presentan los alumnos y alumnas. Comienzan a surgir nuevas modalidades de escolarización como pueden ser: los centros ordinarios, centros de educación especial, etapa de Educación Secundaria Obligatoria, centros de Educación especial con programas de transición a la vida adulta, programas de Garantía Social y Formación Profesional Especial; por lo que podemos decir que se comienza a tener en cuenta a los alumnos con necesidades educativas especiales y por lo tanto una integración de los mismos al sistema educativo; así como le favorece la integración en la sociedad.

El cambio de la concepción de la educación especial dentro de los centros ordinarios se debe a tres factores: “principio de normalización, la quiebra del principio innatista y el cambio de concepción de la naturaleza del currículum” ( González Manjón, 1993).

Con la visualización de la película “Al frente de la clase”, hemos podido observar las dificultades que se le presentan a una persona con discapacidad para integrarse en la sociedad y además buscar trabajo. Por lo tanto un reflejo del tratamiento de la sociedad hacia las personas que presentan necesidades educativas especiales.  

Entendemos el término necesidades educativas especiales como las medidas que se establecen para que un alumno sea capaz de alcanzar los objetivos propuestos y así poder acceder al currículo. Para ello llevamos a cabo diversas estrategias, de las que hablaremos más adelante. Se caracteriza porque surgen del contexto en el que viven los alumnos, a partir del cual podemos llegar a abordar las dificultades que presentan los alumnos; son relativas ya que pueden variar con el tiempo y por último pueden ser transitorias como son las dificultades de aprendizaje en un momento dado o pueden ser permanentes, como las necesidades educativas especiales.

En la identificación de la dificultad o discapacidad de un alumno o alumna, los docentes tienen un papel muy importante al ser el principal recurso identificador de necesidades y dificultades de los alumnos. Cuando un docente detecta que el desarrollo que tiene un alumno no se encuentra en los patrones normales ya sea por encima porque presenta conocimientos no acordes a su edad o por debajo al presentar dificultades en el aprendizaje; recurre al orientador que realiza una petición para que el Equipo de Atención Temprana pueda acudir al centro a observarle, pero no sin antes reunirse con la familia del alumno para que den su aprobación, en caso de que no lo deseen,  no se puede hacer nada.

En el aula, el aprendizaje cooperativo es una buena estrategia para ayudar a los alumnos que presentan dificultades de aprendizaje así como necesidades educativas especiales; puesto que de esta forma estamos contribuyendo al aprendizaje entre iguales y podemos abordar la dificultad que presenta el alumno o alumna ya que mediante esta estrategia los alumnos se ayudan uno a otros contribuyendo a la construcción de su propio aprendizaje, la cohesión de grupo y el aprendizaje común a todos los alumnos. Pero esto sólo es posible si llevamos a cabo la inclusión en las aulas.

Pero para poder atender a todas las necesidades y dificultades que presentan los alumnos, que no pueden ser abordadas en un aula ordinaria mediante la realización de adaptaciones  en el currículo ordinario, con el fin de poder alcanzar los objetivos propuestos. Es necesaria una modalidad educativa diferente a la que se sigue en las aulas ordinarias.

Cuando un alumno presenta dificultades en el lenguaje debido a que es extranjero, puede acudir al “aula de enlace durante nueve meses, es decir, un curso escolar y pasado este tiempo cuando ya ha aprendido el idioma y puede integrarse, pasa al aula ordinaria y para ello poco a poco se van retirando horas de permanencia en el “aula de enlace” hasta su completa inclusión en el aula ordinaria. Por otro lado, para poder atender a los alumnos o alumnas que presentan un desfase curricular, se procede a la educación compensatoria a la que acuden los alumnos con un desfase curricular de dos años y se establecen medidas para poder llegar a superarlo, por ejemplo: un alumno o alumna de cuarto de primaria puede estar dando contenidos de segundo de primaria, debido al desfase curricular que presenta. Además, en caso de que el alumno o alumna no pueda acudir a un centro educativo ordinario debido a una enfermedad, existe otra modalidad para poder atender a su escolarización como son las aulas hospitalarias y el apoyo domiciliario entre otros. Por último, también podemos encontrar equipos específicos que atienden una sola enfermedad o característica que presentan los alumnos como el Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Gracias a los diferentes recursos personales expuestos anteriormente, podemos abordar desde la educación las “barreras de aprendizaje” con las que se pueden encontrar los alumnos a lo largo de su proceso de escolarización, que nacen del entorno y les rodea como pueden ser las circunstancias sociales.. Por ello no sólo tenemos que tener en cuenta a los alumnos sino también el entorno que les rodea, para lograr la inclusión más óptima.

Existen diversos proyectos, a través de los cuales podemos abordar el tema de la educación inclusiva. Algunos de investigación y desarrollo como el proyecto “INTERPROYECT” a través del cual se trata de abordar la educación intercultural en las escuelas mediante actividades y prácticas de aula para los docentes; por otro lado, encontramos el proyecto “INCLUD-ED” con el que se busca identificar aquellas barreras y estrategias que generan mayores tasas de fracaso escolar y exclusión. Gracias a estos proyectos podemos abordar la educación inclusiva no sólo desde el punto académico sino también social y cultural. Por último, encontramos el proyecto “Proyecto Madrid: éxito para todos” con el que se trata de mejorar la atención a la diversidad mediante la participación del alumnado inmigrante y sus familias

Una forma de poder abordar la inclusión es gracias a Mel Ainscow y Tony Booth, ya que desarrollaron el Index for Inclusión, se trata de una guía para la evaluación y la mejora de la educación inclusiva en los centros educativos. Con la que se trata de dar una respuesta a la diversidad de alumnado, ya que la visión que tienen estos autores acerca de la inclusión no es solamente atender a los alumnos con necesidades educativas especiales, sino atender a la diversidad de alumnado, ya que como he comentado anteriormente no sólo existen las necesidades educativas especiales sino que también las dificultades de aprendizaje con las que un alumno se puede encontrar en un momento determinado de su escolarización.

El propósito de poner en práctica esta guía es la reducción de la exclusión mediante los currículos y la práctica docente y así poder atender a la diversidad del alumnado dando la mejor respuesta educativa posible. Mel Ainscow y Tony Booth, proponen la sustitución del término “necesidades educativas especiales” por el término “barreras de aprendizaje” a las que ya hemos hecho referencia anteriormente.

Esta guía se desarrolla en cinco etapas en la que los docentes deben trabajar de forma colaborativa y cooperativa. Se comienza cuando el equipo de Plan de Mejora establece un coordinador y se presentan los materiales que se van a emplear, y el trabajo a realizar así como aquello a lo que le vamos a dar más prioridad. Posteriormente se elabora un plan de mejora, se pone en marcha las innovaciones y por último se evalúa el plan revisando los aspectos a mejorar del mismo. He de recalcar que esta guía para poder atender a la diversidad y por tanto llegar a la inclusión educativa, aborda tres dimensiones como la cultura, política y práctica, desde las que se trata las dificultades que presentan los alumnos.


Considero que aunque hoy en día tendemos a la educación inclusiva, no es posible ofrecer una educación inclusiva de calidad que atienda a todos los alumnos debido a la falta de recursos materiales, personales y económicos con los que se encuentra el sistema educativo; así como, es necesario dar una formación adecuada al profesorado para poder dar una respuesta de calidad a todos los alumnos en lo que respecta a la diversidad. Por último cabe destacar que es necesaria la coordinación y comunicación entre las familias y la escuela puesto que es una buena forma de poder alcanzar una educación de calidad para los alumnos y sin ellas la escuela no es capaz de alcanzar por sí sola.

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