lunes, 24 de abril de 2017

REFLEXIÓN FINAL REBECA CONDE ACERO

A lo largo de la historia hasta llegar a lo que hoy en día entendemos como educación inclusiva, las diferencias se han visto de diversas formas y han pasado por diferentes fases dependiendo de la situación política, social, económica e idiológica de cada momento histórico, tal y como en mi opinión ocurre en la actualidad. Así pues en un inicio se mantuvo la exclusión, más tarde la segregación y posteriormente la integración que actualmente nos rodea pero siendo conscientes de que debemos avanzar hacia la inclusión.

Me resulta muy curioso y a la vez radical que en la Antigüedad existieran aquellos modelos demológicos de la mano de autores como Hipócrates, Asclepiades y Galeno, lo que en mi opinión demuestra que a las personas en un principio nos da cierto miedo lo que no conocemos y no sabemos cómo sobrellevarlo. Ésto seguía ocurriendo durante la Edad Media donde se hablaba también de causas astrales.

Gracias a la evolución sobre las enfermedades metales (Descartes y Locke, s.XVI-XVIII) y el “Emilio” de Rosseau (1712-1778) la sociedad dio pequeños pasos hacia Educación Especial en el siglo XIX. Todo ello fue posible gracias a los avances médicos e implicación de autores como Pinel y Esquirol que diferenciaron en “idiota” la demencia y confusión mental, o Itard (1774-1838) con “Víctor” que reivindicó la Educación superponiendo la herencia social a la herencia biológica, lo cual pude observar con la película “El niño salvaje de Aveyron” donde se mostraba el curioso caso y la utilización de técnicas de recompensas, modelaje, pictogramas, etc, entre otras muchas cosas por las que se denomina a este autor como el primer maestro de la educación especial. Junto con él muchos autores como Seguín (ayuda a personas con deficiencia intelectual), Pestalozzi, Froëbel, Samuel Howe (educación a ciegos y sordos), Decroly (orientación globalizadora de la educación), María Montessori, Binet y Simon (primera prueba de la capacidad intelectual 1905) y  Stern (Coeficiente Intelectual, 1912) fueron muy relevantes en lo referente a la Educación Especial. Sin embargo la visión de Charles Darwin (1866-1957) cambió totalmente la perspectiva con la “selección natural” y junto con H.Goddard (1866-1957),  se volvió a la exclusión estableciéndose incluso leyes de esterilización hasta 1972, lo cual en mi opinión es algo inhumano al igual que el negarles una vida tranquila y una educación adecuada, u otros muchos derechos que no tenían desde la Antigüedad.

Por ello pienso que la obligatoriedad de la enseñanza (s. XIX y s. XX) fue un avance muy positivo, ya que permitió que estas personas pudieran acceder a la educación a pesar de no ser la más adecuada, por tratarse de un sistema paralelo al ordinario, un sistema segregado debido a actitudes aún negativas y otros factores como la desviación de recursos a otros sectores por causa de las guerras tanto a nivel internacional como en nuestro país. Habiendo en un principio una gran mezcla de varios tipos de deficiencias e incluso fracaso escolar, por lo que se dieron cuenta de la necesidad de una mayor especialización de centros y profesionales. Por ejemplo para España fue muy importante el establecimiento de la ley LISMI.

Así pues aparecieron diferentes métodos como el Método fisiológico de Seguín “higiene y educación de los idiotas”, el Método sensorial Montessori, el Método de Unidades, el Método para la capacitación motora-perceptual de Khepart (1971), la Enseñanza clínica/instrucción recetada individualmente, la evaluación minuciosa, el conductismo, etc, donde se apostaba por la figura docente como un especialista que ha de recurrir a la psicología, la medicina y la sociología, entre otras ciencias, lo cual no se aleja del todo de mi pensamiento.

De esta manera se consiguió poco a poco crear una Era de normalización, con los derechos de igualdad que plantea la UNESCO (1968) y otros factores que reflejaron una visión más optimista del desarrollo y capacidad de aprendizaje de éstas personas. Así pues, se crearon una serie de principios que caracterizaran la integración escolar: Principio de Normalización (Nirje, 1969-1980), Integración, Individualización y Sectorización. Y a partir de aquí comenzó el concepto de necesidades educativas especiales, cuando gracias al Informe Warknock 1978 desaparecieron conceptos como disminuido, deficiente, etc, sustituyéndose por NEE de diferentes tipos, lo cual creo que es de vital importancia. Por ello se alimentó la creencia de que es la educación la que debe adaptarse a los alumnos en función de sus necesidades y posibilidades, y no al revés, teniendo que cambiar la integración por la Inclusión.

La Inclusión es el ideal de educación y en mi opinión también sería un ideal social, difícil de conseguir sobre todo por la falta de cohesión social. Ésta Inclusión tal como apunta Echeita en Educación para la inclusión, “no es un lugar, sino sobre todo una actitud y un valor” que debe cumplir con los siguientes principios inclusivos educativos: aceptación de la Comunidad Educativa, docentes que se adaptan a sus alumnos, educación intercultural, inteligencias múltiples, aprendizaje constructivista, currículum común, flexible y abierto, enseñanza práctica y adaptada, evaluación abierta, agrupaciones flexibles, uso de las TICs, enseñanza de valores (la diferencia como una riqueza) y colaboración entre profesionales, alumnos y padres.

O como bien apuntaba Wilson (1999) la escuela debe ser una Comunidad Escolar abierta y diversa, libre de barreras, donde se trabaje con y no en contra, promoviendo la equidad, sobre lo que en mi opinión muchos centros y docentes deberían reflexionar.

Para que todo ello sea posible es necesario que el currículum sea mucho más abierto y flexible pudiendo crear un continuo curricular que incluyera a todo tipo de alumnos, ya que de no ser así éste puede funcionar como una barrera hacia la inclusión siendo asequible con un gran grupo pero excluyendo a parte del alumnado y a la vez de la población. Por ejemplo en la actualidad española, hay centros que a través de implicación, métodos y estrategias se encaminan hacia dicha inclusión, pero sin embargo creo que el currículo en vigor es demasiado rígido e impide una completa inclusión, ya que no abarca toda la diversidad del alumnado, el cual tiene que luchar por adaptarse y lograr llegar a los objetivos.

Por ello también la evaluación psicopedagógica como la realizada por los docentes, debe buscar mejorar la situación de cada alumno intentando desarrollar todas sus posibilidades, atendiendo a la vez sus necesidades.

Así pues, aunque hoy en día no hayamos conseguido aún una inclusión hemos avanzado mucho en comparación a años atrás, contando con Equipos de Atención Temprana, departamentos de orientación, equipos específicos y diferentes modalidades de educación compensatoria (centros de Educación Especial, enseñanza básica obligatoria y programas de transición para la vida adulta), programas de compensación Externa, medidas de apoyo ordinario (refuerzo individual, agrupamiento flexible, ampliación horario, estudios dirigidos), para la población itinerante de los circos, u otro tipo de actuaciones como aulas hospitalarias, servicio de traductores e intérpretes, apoyo educativo domiciliario, centros educativos-terapéuticos, unidades de formación e inserción laboral, programas de enriquecimiento educativo para el alumnado con altas capacidades, aulas abiertas, adaptaciones de aula o curriculares, etc.

Además encontramos diversas propuestas inclusivas de diferentes autores como los proyectos y modelos que podemos encontrar en El modelo inclusivo, política y programas en España (Carbonell , 2009), como por ejemplo las Redes de Apoyo que promueven la Inclusión educativa entre otros, y que cuenta a su vez con casos dados en España.

A pesar pues de contar con muchas propuestas, sin duda cabe destacar el Index for Inclusion creado por Mel Ainscow y Tony Booth (2000) el cual dicen los autores “no debe percibirse como una iniciativa más para los centros educativos sino como una forma de comprometerse con un plan de mejora del centro educativo, fijando prioridades de cambio, innovaciones y evaluando los progresos”. Por ello, en este proceso debe implicarse toda la Comunidad educativa, la cual seguirá las pautas de las distintas etapas del proceso, en las que en un inicio el centro debe prepararse para ejecutar dicho proceso eligiendo a un coordinador y grupos de trabajo que se familiaricen con el material a trabajar; el segundo paso es el análisis del centro y de la comunidad educativa respecto a la inclusión y ver qué aspectos han de cambiarse, o mejorar, para que seguidamente en una tercera etapa se elabore un plan de mejora inclusiva contando con la realidad del centro en cuestión. La cuarta etapa, será el cumplimiento del mismo donde se hará un importante registro de cómo está funcionando el plan, para así en la quinta etapa poder evaluarlo y analizar que debe eliminarse, modificarse o mejorar.

Teniendo claro de qué se trata el Index también he de añadir que gracias a esta asignatura, a los trabajos de investigación expuestos por mis compañeras y por mi propio grupo de trabajo, junto con otras asignaturas, he conocido el concepto de alumno NEE más allá de ser un alumnado con necesidades educativas especiales. Viendo un amplio abanico de tipologías, como motóricos, visuales, con problemas familiares, emocionales, sensoriales, desventajas educativas y/o de problemas conductuales, entre muchísimos otros.

Partiendo de ahí he visto como centros y docentes luchan por mejorar la educación de sus alumnos lo máximo posible, como vimos por ejemplo en un vídeo sobre el caso de Pol, un alumno con parálisis cerebral, o las experiencias que se compartieron en el coloquio de padres.

Sin duda hay muchas estrategias que encaminan la educación hacia la inclusión como las propuestas expuestas en un vídeo sobre ¿Qué es la educación inclusiva?, como trabajar con las Inteligencias múltiples, el protocolo de acogida, trabajo cooperativo, trabajo por proyectos, actividades multinivel o la escuela de familias. Definitivamente pienso que hay que abandonar estrategias tradicionales que se desvinculan de las conductas, emociones, motivación y necesidades de los alumnos.

A pesar de ello, como he podido comprobar en diferentes vídeos expuestos en clase, como el de debate entre padres en un programa de televisión o en lo que he vivido y vivo actualmente en las prácticas, hace falta más formación, sensibilidad, concienciación e iniciativa por parte de la comunidad educativa y de la sociedad en general. Por ello creo que en consecuencia se invierte menos en educación de lo que se debería, y hay claramente una gran falta de recursos tanto materiales como personales como aparece en el texto Paradojas y Dilemas en el proceso de Educación Inclusiva en España (Echeita, G., Simón, C., Verdugo M., Sandoval, M., López, M., Calvo, I., González-Gil, F.), donde se expone que al igual que el currículum, el material y/o los recursos pueden funcionar como facilitadores o como barreras para alumnos discapacitados y/o con otro tipo de necesidades. A pesar de ello tengo claro como futura docente que debemos sacar el máximo partido a lo que poseemos como afirma el mismo Index for inclusion diciendo que el grupo coordinador debe preguntarse ¿Qué recursos están disponibles para apoyar el aprendizaje y la participación? ¿Cómo se pueden movilizar recursos adicionales?

Por ello la actitud, el papel, la implicación y la práctica de la figura del docente es fundamental ya que es el que debe intentar favorecer el máximo desarrollo de sus alumnos, adaptándose a ellos, a sus necesidades, intereses y motivaciones intentando sacar lo mejor de las capacidades de cada uno y por supuesto con educación emocional tal como vimos en el vídeo sobre la educación en un aula de Ecuador. Además es importante prepararlos para su futuro e inserción en la vida adulta. Por ello es importante que la formación de este profesorado sea constante a través de la investigación-acción, el cual debe tener en cuenta la ayuda de los profesionales que le acompañan como el equipo directivo y demás docentes, el psicopedagogo, el profesor de apoyo, o el de audición y lenguaje entre otros.


Por todo ello finalizo mi reflexión diciendo que la experiencia de esta asignatura junto con mis prácticas con alumnos NEE, me han aportado mucho, tanto en conocimientos, como a nivel personal, ya que a pesar de que el título de esta asignatura es aún un reto, ésta ha alimentado mi visión sobre mi futura práctica docente, hacia dónde quiero encaminarla y qué tipo de profesora quiero ser, y espero poder contribuir a que esta inclusión siga avanzando.

REFLEXIÓN FINAL SORAYA DOMINGO LÓPEZ

EL CAMINO HACIA LA INCLUSIÓN

Durante la asignatura hemos podido observar cómo ha ido cambiando la concepción de las personas con necesidades educativas especiales así como ha ido evolucionando el sistema educativo en lo que se refiere a la atención de los alumnos con dichas características, además de los recursos tanto materiales y personales empleados para llegar al fin último como es conseguir una educación inclusiva de calidad que integre a todos los alumnos independientemente de sus características.

A lo largo de la historia se han dado tres modalidades educativas como son: exclusión, segregación, integración e inclusión, que iremos viendo a continuación.

Partimos de la exclusión, un tipo de educación que tiende a la no escolarización y atención a los alumnos y personas con necesidades educativas especiales. Este tipo de educación la podemos ver reflejada a lo largo de la historia: en la Edad Media la discapacidad que sufrían las personas se pensaba que era debida a causas demoniacas y divinas, pero no es hasta el siglo XVII-XVIII cuando gracias a Descartes y Locke se cambia el punto de vista en lo que se refiere a las enfermedades mentales. Posteriormente, a finales del siglo XVIII, con Itard gracias al caso “Victor” se pudo observar como el contexto es un elemento fundamental para la modificación de comportamientos, consiguiendo así el aprendizaje y la relación entre las palabras y los objetos. Más adelante, María Montessori elaboró materiales con diferentes posibilidades pedagógicas; por lo tanto se consiguieron grandes avances en la atención a los alumnos y personas con necesidades educativas especiales, ya que anteriormente se consideraban a estas personas como no educables, por lo tanto no recibían escolarización y eran apartadas de la sociedad al no poderse integrar en la misma.

Con el nacimiento de la Educación Especial entre el siglo XVIII y principios del siglo XIX surgieron las primeras instituciones que se especializaban en las atenciones a las personas deficientes como sordas, ciegas y con retraso mental. Se pensó en otra modalidad de educación como es la segregación en la que alumnos considerados “normales” acuden a un centro educativo ordinario y por otro lado centros de Educación Especial al que acuden alumnos con necesidades educativas especiales, donde el objetivo es desarrollar actitudes y habilidades para poderse desenvolver en el día a día y en la sociedad. En 1922 se creó el primer colegio de educación público para alumnos con discapacidades intelectuales, denominado Escuela Central de Anormales. Unos años más tarde en los años 50 una asociación de padres y madres (NARC) comenzaron a pedir que sus hijos con discapacidad pudieran ser atendidos en las escuelas ordinarias, lo que fue un gran paso hacia la integración.

Sin embargo, a partir del Informe Warnock de 1978 y gracias a la LOGSE que integra la filosofía del mismo supuso un antes y un después en la educación especial debido a que se empieza a considerar que los fines de la educación han de ser los mismos para todos los alumnos ya sea por necesidades educativas especiales o dificultades de aprendizaje y por ello para poder atender a todos los alumnos en los centros ordinarios independientemente de sus necesidades, características e intereses, es muy importante adecuar el curriculum ya que al ser flexible y cambiante se puede adecuar a las dificultades que presentan los alumnos, realizando dos tipos de modificaciones, llamadas adaptaciones. Dependiendo del tipo de dificultad que presente el alumno o alumna encontramos: por un lado una significativa, es decir, introducimos cambios en los contenidos y por otro lado, una adaptación no significativa en la que realizamos cambios en el currículo para que el alumno sea capaz de alcanzar los objetivos propuestos; siempre debemos realizar el cambio o modificación desde la normalización.

Posteriormente, gracias a la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI) de 1982, se comienza a ver la importancia de la integración de los alumnos con necesidades educativas especiales en los centros ordinarios. Dar una educación de calidad a la sociedad depende de cómo prestemos atención a las necesidades que presentan los alumnos en los centros educativos y como consecuencia estaremos abandonando el término integración, para dar paso al término inclusión. Sólo lo podremos llevar a cabo si los alumnos se sienten valorados como miembros de la comunidad educativa.

Unos años más tarde con el nacimiento de  la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE)  se comienza a tener en cuenta las necesidades o dificultades que presentan los alumnos y alumnas. Comienzan a surgir nuevas modalidades de escolarización como pueden ser: los centros ordinarios, centros de educación especial, etapa de Educación Secundaria Obligatoria, centros de Educación especial con programas de transición a la vida adulta, programas de Garantía Social y Formación Profesional Especial; por lo que podemos decir que se comienza a tener en cuenta a los alumnos con necesidades educativas especiales y por lo tanto una integración de los mismos al sistema educativo; así como le favorece la integración en la sociedad.

El cambio de la concepción de la educación especial dentro de los centros ordinarios se debe a tres factores: “principio de normalización, la quiebra del principio innatista y el cambio de concepción de la naturaleza del currículum” ( González Manjón, 1993).

Con la visualización de la película “Al frente de la clase”, hemos podido observar las dificultades que se le presentan a una persona con discapacidad para integrarse en la sociedad y además buscar trabajo. Por lo tanto un reflejo del tratamiento de la sociedad hacia las personas que presentan necesidades educativas especiales.  

Entendemos el término necesidades educativas especiales como las medidas que se establecen para que un alumno sea capaz de alcanzar los objetivos propuestos y así poder acceder al currículo. Para ello llevamos a cabo diversas estrategias, de las que hablaremos más adelante. Se caracteriza porque surgen del contexto en el que viven los alumnos, a partir del cual podemos llegar a abordar las dificultades que presentan los alumnos; son relativas ya que pueden variar con el tiempo y por último pueden ser transitorias como son las dificultades de aprendizaje en un momento dado o pueden ser permanentes, como las necesidades educativas especiales.

En la identificación de la dificultad o discapacidad de un alumno o alumna, los docentes tienen un papel muy importante al ser el principal recurso identificador de necesidades y dificultades de los alumnos. Cuando un docente detecta que el desarrollo que tiene un alumno no se encuentra en los patrones normales ya sea por encima porque presenta conocimientos no acordes a su edad o por debajo al presentar dificultades en el aprendizaje; recurre al orientador que realiza una petición para que el Equipo de Atención Temprana pueda acudir al centro a observarle, pero no sin antes reunirse con la familia del alumno para que den su aprobación, en caso de que no lo deseen,  no se puede hacer nada.

En el aula, el aprendizaje cooperativo es una buena estrategia para ayudar a los alumnos que presentan dificultades de aprendizaje así como necesidades educativas especiales; puesto que de esta forma estamos contribuyendo al aprendizaje entre iguales y podemos abordar la dificultad que presenta el alumno o alumna ya que mediante esta estrategia los alumnos se ayudan uno a otros contribuyendo a la construcción de su propio aprendizaje, la cohesión de grupo y el aprendizaje común a todos los alumnos. Pero esto sólo es posible si llevamos a cabo la inclusión en las aulas.

Pero para poder atender a todas las necesidades y dificultades que presentan los alumnos, que no pueden ser abordadas en un aula ordinaria mediante la realización de adaptaciones  en el currículo ordinario, con el fin de poder alcanzar los objetivos propuestos. Es necesaria una modalidad educativa diferente a la que se sigue en las aulas ordinarias.

Cuando un alumno presenta dificultades en el lenguaje debido a que es extranjero, puede acudir al “aula de enlace durante nueve meses, es decir, un curso escolar y pasado este tiempo cuando ya ha aprendido el idioma y puede integrarse, pasa al aula ordinaria y para ello poco a poco se van retirando horas de permanencia en el “aula de enlace” hasta su completa inclusión en el aula ordinaria. Por otro lado, para poder atender a los alumnos o alumnas que presentan un desfase curricular, se procede a la educación compensatoria a la que acuden los alumnos con un desfase curricular de dos años y se establecen medidas para poder llegar a superarlo, por ejemplo: un alumno o alumna de cuarto de primaria puede estar dando contenidos de segundo de primaria, debido al desfase curricular que presenta. Además, en caso de que el alumno o alumna no pueda acudir a un centro educativo ordinario debido a una enfermedad, existe otra modalidad para poder atender a su escolarización como son las aulas hospitalarias y el apoyo domiciliario entre otros. Por último, también podemos encontrar equipos específicos que atienden una sola enfermedad o característica que presentan los alumnos como el Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Gracias a los diferentes recursos personales expuestos anteriormente, podemos abordar desde la educación las “barreras de aprendizaje” con las que se pueden encontrar los alumnos a lo largo de su proceso de escolarización, que nacen del entorno y les rodea como pueden ser las circunstancias sociales.. Por ello no sólo tenemos que tener en cuenta a los alumnos sino también el entorno que les rodea, para lograr la inclusión más óptima.

Existen diversos proyectos, a través de los cuales podemos abordar el tema de la educación inclusiva. Algunos de investigación y desarrollo como el proyecto “INTERPROYECT” a través del cual se trata de abordar la educación intercultural en las escuelas mediante actividades y prácticas de aula para los docentes; por otro lado, encontramos el proyecto “INCLUD-ED” con el que se busca identificar aquellas barreras y estrategias que generan mayores tasas de fracaso escolar y exclusión. Gracias a estos proyectos podemos abordar la educación inclusiva no sólo desde el punto académico sino también social y cultural. Por último, encontramos el proyecto “Proyecto Madrid: éxito para todos” con el que se trata de mejorar la atención a la diversidad mediante la participación del alumnado inmigrante y sus familias

Una forma de poder abordar la inclusión es gracias a Mel Ainscow y Tony Booth, ya que desarrollaron el Index for Inclusión, se trata de una guía para la evaluación y la mejora de la educación inclusiva en los centros educativos. Con la que se trata de dar una respuesta a la diversidad de alumnado, ya que la visión que tienen estos autores acerca de la inclusión no es solamente atender a los alumnos con necesidades educativas especiales, sino atender a la diversidad de alumnado, ya que como he comentado anteriormente no sólo existen las necesidades educativas especiales sino que también las dificultades de aprendizaje con las que un alumno se puede encontrar en un momento determinado de su escolarización.

El propósito de poner en práctica esta guía es la reducción de la exclusión mediante los currículos y la práctica docente y así poder atender a la diversidad del alumnado dando la mejor respuesta educativa posible. Mel Ainscow y Tony Booth, proponen la sustitución del término “necesidades educativas especiales” por el término “barreras de aprendizaje” a las que ya hemos hecho referencia anteriormente.

Esta guía se desarrolla en cinco etapas en la que los docentes deben trabajar de forma colaborativa y cooperativa. Se comienza cuando el equipo de Plan de Mejora establece un coordinador y se presentan los materiales que se van a emplear, y el trabajo a realizar así como aquello a lo que le vamos a dar más prioridad. Posteriormente se elabora un plan de mejora, se pone en marcha las innovaciones y por último se evalúa el plan revisando los aspectos a mejorar del mismo. He de recalcar que esta guía para poder atender a la diversidad y por tanto llegar a la inclusión educativa, aborda tres dimensiones como la cultura, política y práctica, desde las que se trata las dificultades que presentan los alumnos.


Considero que aunque hoy en día tendemos a la educación inclusiva, no es posible ofrecer una educación inclusiva de calidad que atienda a todos los alumnos debido a la falta de recursos materiales, personales y económicos con los que se encuentra el sistema educativo; así como, es necesario dar una formación adecuada al profesorado para poder dar una respuesta de calidad a todos los alumnos en lo que respecta a la diversidad. Por último cabe destacar que es necesaria la coordinación y comunicación entre las familias y la escuela puesto que es una buena forma de poder alcanzar una educación de calidad para los alumnos y sin ellas la escuela no es capaz de alcanzar por sí sola.

REFLEXIÓN FINAL TANIA COELLO CASTAÑO

EDUCACIÓN INCLUSIVA: VISIÓN Y TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD 

Es una realidad latente que la sociedad y, por lo tanto, la escuela como reflejo de esta, está repleta de diversidad, el alumnado tiene diversidad de necesidades e intereses y cabe destacar que no solo aquellos alumnos o alumnas que presenten algún tipo de discapacidad o enfermedad temporal o permanente son los protagonistas de dicha diversidad. Encontramos diversidad en cuanto a la cultura, la clase social, en cuanto al género, en cuanto a las capacidades, etc. Con esto me gustaría matizar que debemos entender la diversidad como una cualidad enriquecedora de la sociedad y aprovechar dicha realidad para que el proceso de enseñanza-aprendizaje de respuesta a las necesidades de todo el alumnado del centro.

A lo largo de los años la respuesta ante la diversidad ha cambiado, pero siempre ha dependido de las ideas políticas, sociales, económicas y culturales del momento. Así como de la investigación y los avances médicos. En la Edad Antigua se creía que la diferencia, que la enfermedad era producida por el demonio y en consecuencia se escondía a aquellas personas que padecían algún tipo de enfermedad o trastorno, llegando incluso a asesinarlas, produciéndose lo que denominados exclusión social. Esta situación no mejora hasta el siglo XVI que se produce un avance en la concepción de las enfermedades mentales, se estudia las anomalías desde un punto de vista médico, centrándose en la patología de la persona y en sus aspectos dañados. Se produce entonces un fenómeno de organización social llamado segregación que consiste en dar respuesta asistencial y marginatoria a estos colectivos. 
Ya en el siglo XIX, Esquirol, un psiquiatra francés separa la idiocia (estado con el que se nace) de la locura (se adquiere), reconociendo así la existencia de personas idiotas y la necesidad de considerar las carencias intelectuales en la infancia, aunque niega su educabilidad Pinel considera que es posible y crea la primera escuela de débiles mentales. Pinel pretende rehabilitar a los subnormales y junto a su discípulo Itard pusieron en práctica sus ideas con el conocido caso Víctor.

La sociedad va avanzando, la medicina se va consolidando, la investigación y el descubrimiento de las distintas enfermedades hace que entendamos y comprendamos que es lo que sucede a la persona y así actuar en consecuencia. Surge entonces una corriente científico pedagógica, basada tanto en el tratamiento médico asistencial como en el poder de la educación para modificar la conducta, apareciendo así las escuelas de educación especial. Esta corriente se consolida con Montessori, Decroly, Claprêde y Neville, entre otros. Con la llegada del siglo XX se produce la era de la institucionalización y con ella la educación concebida como un derecho de todos y todas, pero eso sí, lejos de la sociedad. Parte de esta ideología se produce por la supremacía del modelo médico sobre el pedagógico.

En este punto se concibe la educación especial como un sistema diferente, que contaba con aquellas personas que no alcanzaban o seguían los cauces considerados normales, pero la demanda y la preocupación social sobre la atención a niños/as en instituciones ordinarias, cerca del lugar de vivienda hace que se acepta la integración del alumnado con necesidades en centros ordinarios, aunque se cuestione como llevarlo a cabo. Durante este siglo se entiende que la escuela no solo tiene función académica sino sociabilizadora, se asume que la educación debe propiciar el respeto a la diferencia y existen demandas sociales por ello. A partir de entonces se plantean servicios para el alumnado, se estudia el curriculum, los programas individuales, se lanzan programas, leyes, y distintas asociaciones estudian y analizan los derechos de las personas con discapacidad.

Se cuestiona ahora que la integración no es suficiente, la integración educativa no posibilita la normalización de las personas con necesidades, la integración no ofrece las mismas oportunidades y derechos al alumnado con necesidades, por ello hablamos ahora de educación inclusiva o de centros inclusivos.

La educación inclusiva busca contribuir al desarrollo integral de la persona y ofrecer las mismas oportunidades al alumnado, eliminando las barreras que impiden la participación del alumnado en el centro. De acuerdo al modelo social, las barreras al aprendizaje y la participación aparecen a través de la interacción entre los estudiantes y sus contextos (Booth y Ainscow, 2000). La educación inclusiva es una tarea de toda la comunidad educativa y un proceso que exige una formación e información constante sobre nuevas prácticas educativas adecuadas que respondan a tal fin. Se trata de apreciar la diferencia, la diversidad como algo positivo para el propio aprendizaje y saber aprovecharlo como tal. Tal y como destacan Echeíta y Ainscow, entre otros, el término educación inclusiva se asocia al término necesidades educativas especiales, pero creo que debe abarcar mucho más, no solo los alumnos o alumnas con discapacidad son vulnerables a la exclusión o marginación del sistema escolar, el género, la clase social, el lenguaje son situaciones que tienden a la desigualdad de oportunidades. Si bien es verdad que las necesidades educativas especiales pueden abarcar estas situaciones y entonces el término educación inclusiva podría ir ligado al de necesidades educativas especiales, pero la realidad es muy distinta y si analizamos dicho término hace referencia al alumnado con discapacidad, olvidando al resto. Este término supone además someter al alumnado a un proceso conocido como etiquetaje, que genera bajas expectativas ante este colectivo. Las escuelas deben encontrar la manera de educar con éxito a todo el alumnado, sentando así las bases para una sociedad más igualitaria, con igualdad de oportunidades, no discriminatoria ni segregadora, que prevenga la exclusión social, que fomente la participación y la colaboración, que valore la diversidad.

Este modelo de educación exige analizar y reflexionar sobre las prácticas escolares, sobre la cultura y la política de centro, pero sobre todo es necesario formular leyes específicas y tener un compromiso constante con la comunidad educativa, para que esta tenga acceso a los recursos necesarios para atender a la diversidad del aula. Además, es importante sensibilizar a toda la comunidad educativa de que debe ser el centro el que se adapte a las necesidades del alumnado y no éste al centro, para ello se deben elaborar planes y programas concretos que fomenten la participación del alumnado y que esta sea fructífera para su desarrollo. En esto consiste la educación inclusiva, se trata de que el sistema educativo y las aulas cambien para contemplar la diversidad y no decidir a quién educar y a quién no.

Como he hablado anteriormente se trata de eliminar las barreras que impiden la participación del alumnado en el centro escolar, con barreras de aprendizaje entendemos por un lado todas aquellas leyes que contradicen los principios de la educación inclusiva, como la existencia de centros especiales, que segregan y excluyen al alumnado de los centros ordinarios, otro ejemplo son las aulas de apoyo, donde el alumnado sale en algunos momentos de su jornada escolar. Otras barreras que encontramos en los centros son de tipo cultural, el lenguaje que usamos (hablamos de alumnado “normal” y “especial” o “necesidades educativas especiales”) o el tratamiento que damos al alumnado según sus capacidades, yendo en contra del principio de normalización. Otra barrera de aprendizaje son los propios procesos de enseñanza aprendizaje, basamos en obtener objetivos y no en el proceso, unos procesos y un sistema que fomenta la competitividad y no la cooperatividad. El curriculum escolar debe ser flexible y abierto, debe adaptarse a las competencias y capacidades de cada alumno y alumna, haciéndole además protagonista de su propio aprendizaje. Otras barreras que encontramos y que quizás nos sean más fáciles de ver a simple vista son las arquitectónicas o las de tipo organizativo, si decimos que el curriculum se debe adaptar al alumnado también lo debe hacer el espacio del centro, para que no haya ningún rincón que impida la participación.

No debemos olvidarnos de la participación de la familia y de la colaboración de esta con el centro, la tarea de educar en igualdad a todo el alumnado debe ser compartida por la comunidad educativa, profesorado, familia, equipos directivos, organizaciones, ayuntamientos y en definitiva toda la sociedad debe velar por cumplir el derecho a la educación en igualdad de oportunidades.

Hemos hablado en algún momento de los principios de la educación inclusiva, es importante tenerlos en cuenta y siempre presentes. Me gustaría matizar algunos de ellos:

  • Principio de normalización, este principio supone un pilar fundamental en la escuela inclusiva, ya que si queremos atender a todo el alumnado debemos normalizar su situación en la medida de lo posible para garantizar una respuesta igualitaria. Se trata de hacer imperceptible la diferencia.
  • Principio de no discriminación, evitando así conductas marginatorias, excluyentes, segregadas y en definitiva todas aquellas conductas que sean  contrarias a garantizar la igualdad de oportunidades y la plena participación del alumnado en el aprendizaje.
  • Acondicionar el sistema para dar respuesta a las necesidades del alumnado, promoviendo el desarrollo integral de todos y su plena participación en el sistema escolar.
  • Entender la diversidad como un valor educativo, como una herramienta enriquecedora del aprendizaje.
  • Pensar en la escuela como punto de partida del cambio, como eje transformador de la sociedad.
  • Potenciar el trabajo cooperativo, creando un clima de tolerancia y respeto donde cada alumno y alumna se sienta valorado y con total libertad de participar en el aprendizaje.
  • Trabajar en equipo y colaborar para garantizar un pleno proceso de enseñanza y aprendizaje para todo el alumnado.
  • Tener presente que la escuela inclusiva es una responsabilidad de todo el centro educativo.
  • Altas expectativas hacia todo el alumnado y la comunidad educativa. Creer y potenciar las capacidades del alumnado, partiendo de ellas y no de las necesidades.

Existen distintos proyectos de inclusión por el mundo, proyectos dedicados a la investigación, en España destaca en proyecto INCLUD-ED, un proyecto que investiga sobre las comunidades de aprendizaje, estudia cómo superar las diferencias y promover la igualdad y cohesión grupal. La existencia de nuevos proyectos, de investigaciones pone de manifiesto la necesidad de una mayor equidad y de que esta actitud es responsabilidad de toda la comunidad, además, la inclusión supone un gran desafío para los sistemas educativos, por ello es importante la colaboración de la comunidad por un mismo fin.

Existen otros recursos y estrategias a nuestro alcance para hacer de los centros lugares más inclusivos, como el Index for Inclusion elaborado por Tony Booth y Mel Ainscow (2000), ha sido adaptado al contexto educativo español como Guía para la evaluación y mejora de la educación inclusiva. El Index es usado como palanca para reflexión y análisis de los centros educativos en materia de inclusión y hacer de ellos comunidades que abogen por la equidad y la inclusión social como medio de desarrollo. Se trata de construir propuestas educativas innovadoras sobre la base que tiene el centro para mejorar sus prácticas educativas y su política y cultura de centro. Este proceso supone alcanzar un grado de máxima participación del alumnado en el centro escolar. Hablaba anteriormente del término necesidades educativas especiales, pues bien, los autores del Index proponen sustituir dicho término por el de barreras de aprendizaje, de las que hemos hecho referencia anteriormente.

Este proceso tiene 5 etapas que preparan al centro y a los equipos de trabajo para analizar la escuela y el conocimiento de la comunidad educativa y así decidir los aspectos a mejorar. Posteriormente se elabora el plan de mejora, se implanta, se evalúa y se repite dicho proceso.

No podemos cerrar el proceso de reflexión sin hacer referencia al papel del docente, sabemos que el docente es el motor del cambio, de la mejora y del desarrollo del centro, pero cabe destacar que no trabaja solo, debe colaborar con la comunidad educativa. El docente debe estar informado y formado en materia de inclusión y creer posible el cambio, debe considerar la diversidad como fuente de aprendizaje y sus prácticas educativas deben velar por una educación de calidad para todos y para todas. Es importante que el docente comprenda, respete y responda ante la diversidad, no tiene sentido que, si la escuela nos preparada para la vida no nos enfrentemos a ella en las aulas.

No podemos olvidar que formamos a personas, que merecen ser respetados, comprendidos y apoyados y que vivimos en comunidad, por ello el aprendizaje debe ser en comunidad por y para todos y todas.


“No es difícil entender la diversidad, no es la diversidad lo que hace difícil la vida, son las actitudes y los pensamientos de los demás los que hacen difícil la vida en diversidad.”

lunes, 3 de abril de 2017

Hoja de trabajo nº 1 y º 2

ANALIZANDO LA INCLUSIÓN

Partimos de la base que nos propone Echeíta y es que la inclusión es una actitud y un valor esencial para alcanzar una educación de calidad para todos y para todas y, por lo tanto, para poder llevar a cabo escuelas inclusivas debemos cambiar nuestra actitud y nuestro valores ante la diversidad. Entendemos diversidad por aquellas individualidades que nos diferencian a unas personas de otras, diversidad en cuanto al género, en cuanto a la cultura, los valores, en cuanto a la clase social, en cuanto a la capacidad o aquellas individualidades físicas o psicológicas que nos diferencian. Y es que todos y cada uno de nosotros somos distintos al resto pero debemos disfrutar de las mismas oportunidades, derecho que nos brinda la escuela inclusiva, sin olvidarnos de valorar la diversidad que encontremos en el aula, ya que siempre nos supone oportunidades para aprender.

La atención a la diversidad no supone únicamente garantizar el acceso a la educación a aquellos alumnos que antes se veían excluidos o segregados del sistema, la atención a la diversidad supone proporcionar una respuesta educativa ajustada a las necesidades del alumnado, desde en punto de vista igualitario. Es importante resaltar que no es el alumnado el que se debe adaptar al centro y al profesorado, sino que es el centro y el profesorado el que se debe adaptar al alumnado, debe adaptar su proyecto educativo, su funcionamiento, su organización, sus prácticas educativas a las necesidades del alumnado. Las escuelas deben encontrar la manera de educar con éxito a todo el alumnado, sentando así las bases para una sociedad más igualitaria, con igualdad de oportunidades, no discriminatoria ni segregadora, que valore la diversidad.

La participación del alumnado, por lo tanto, es importante y necesaria para lograr escuelas inclusivas por ello los centros deben eliminar barreras que impidan el acceso del alumnado a la educación y participación en el centro. De acuerdo al modelo social, las barreras al aprendizaje y la participación aparecen a través de la interacción entre los estudiantes y sus contextos (Booth y Ainscow, 2000)

Los centros y el profesorado debe comprometerse a hacer una reflexión profunda sobre su práctica educativa, su cultura y su política escolar con el fin de mejorar la participación del alumnado dentro de la comunidad educativa.

Para todo ello, podemos encontrar modelos de inclusión como los que aparecen en el texto El modelo inclusivo, política y programas en España de Carbonell (2009) donde encontramos diferentes ejemplos de programas de inclusión y casos dados en España, o los proyectos presentados en Redes de Apoyo para promover la Inclusión educativa de López Cruz. Pero entre todas las propuestas existentes cabe destacar el modelo de inclusión por excelencia llamado Index for Inclusión (Booth y Ainscow), el cual es una guía para que los centros avancen hacia la inclusión educativa. Toda ella reúne una serie de pautas a seguir en la cual toda la comunidad educativa debe estar implicada y sirve como ejemplo para evitar las barreras sobre la inclusión al contar con el punto de vista de los protagonistas: profesorado, alumnado y familias.

Este proceso tiene 5 etapas que resumiremos a continuación; En la primera etapa el centro debe prepararse para llevar a cabo el proceso, familiarizarse con los cuestionarios, crear grupos de trabajo y elegir a un coordinador. En la segunda etapa se debe analizar el centro en profundidad, analizar el conocimiento de la comunidad educativa (familias, alumnado, profesorado, etc) y decidir los aspectos a mejorar. En la tercera etapa se debe elaborar un plan de mejora que permita al centro alcanzar atender al alumnado desde una realidad inclusiva. En la cuarta etapa se debe implantar el plan de mejora y registrar el proceso. Por último, en la quinta etapa se debe evaluar el proceso, analizar aquellos aspectos que se puedan mejorar y continuar con dicho proceso.

Además, debemos tener en cuenta otros aspectos relacionados con la práctica docente que debemos mejorar. El profesorado debe estar cualificado y adaptado para atender a la diversidad por ello es importante estar en formación constante con este fin, realizando también constantes procesos de investigación-acción para mejorar su práctica educativa. En el aula debemos optar por el trabajo cooperativo, considerando el aula como un espacio de convivencia y de aprendizaje. Se debe adaptar la organización del aula a las necesidades del momento, sin olvidarnos de dar posibilidades de convivencia y aprendizaje en comunidad.

El Index, en definitiva, “no debe percibirse como una iniciativa más para los centros educativos sino como una forma de comprometerse con un plan de mejora del centro educativo, fijando prioridades de cambio, innovaciones y evaluando los progresos” (Index for Inclusion. Booth y Ainscow).

Por todo ello creemos que sí disponemos de estrategias suficientes para crear escuelas inclusivas, pero sin embargo la mayoría no cuentan con suficientes recursos tanto personales como materiales para poder llevarla a cabo en su totalidad. Además, hace falta más formación, sensibilidad, concienciación e iniciativa por parte de la comunidad educativa y de la sociedad, para que se dé más valor a esta educación y por lo tanto más inversión y más recursos para la misma, ya que como aparece en el texto Paradojas y Dilemas en el proceso de Educación Inclusiva en España (Echeita, G., Simón, C., Verdugo M., Sandoval, M., López, M., Calvo, I., González-Gil, F.), vemos como los materiales pueden funcionar como facilitadores o como barreras para personas con discapacidades y en nuestra opinión para todo el alumnado.

Debe haber por lo tanto mejora de los recursos, materiales didácticos y cambios en las estrategias tradicionales, que mejoren y abarquen tanto para el proceso enseñanza-aprendizaje, como la atención a las conductas, emociones, motivación y necesidades de los alumnos, de manera que los centros adapten los materiales a las mismas.
En el mismo Index for inclusion se sugiere que los miembros del grupo coordinador deben preguntarse ¿Qué recursos están disponibles para apoyar el aprendizaje y la participación? ¿Cómo se pueden movilizar recursos adicionales?, y afirma que para trabajar con el mismo se requiere tanto recursos personales como materiales, los cuales es necesario que sean accesibles para todo el grupo de alumnos. Por lo que pensamos que cada centro escolar debe reflexionar sobre todo lo necesario para avanzar hacia la inclusión.

Al igual que las estrategias y recursos, el currículum también puede funcionar como barrera o impedimento hacia este avance. En la actualidad, en España los centros escolares a partir de estrategias e implicación pueden  ir muy bien encaminados hacia dicha inclusión, pero por desgracia, en nuestra opinión, contamos con un currículo demasiado rígido que no permite una completa inclusión, ya que este no abarca toda la diversidad de los alumnos, los cuales en muchas ocasiones tienen que luchar por adaptarse y lograr llegar a los objetivos, puesto que éste les marca límites en vez de incluirles en el proceso educativo.

Por lo tanto, el papel que juega éste en las escuelas inclusivas debe ser abierto y flexible, permitiendo a todos los alumnos poder llegar a los objetivos del mismo, y no a un gran grupo excluyendo a parte del alumnado y a la vez de la población, Para lograr que los centros educativos tengan una visión más inclusiva es necesario que toda la comunidad educativa: padres, madres, alumnos, alumnas, profesores y todas las personas que con la escuela se relacionan, tomen conciencia de lo importante que es llevar a cabo una educación inclusiva.

Es necesario hacer ver a la comunidad educativa que en la educación inclusiva no sólo se benefician los alumnos que presentan necesidades educativas especiales, sino que también, los alumnos considerados como “normales” ya que al vivir esta situación con un compañero o compañera de tales características, les permite desarrollar actitudes de tolerancia hacia los demás por lo que aprenden a vivir con la discapacidad o peculiaridad de su compañero. Haciendo así imperceptible la discapacidad o dificultad de los demás, desarrollando así el principio de normalización.

Pero para poder llevar a cabo una inclusión de calidad en los centros educativos, es importante llevar a cabo estrategias como el aprendizaje cooperativo en el que “se espera de cada alumno o almna, no sólo que aprenda lo que el profesor o la profesora le enseña sino que contribuya también a que lo aprendan sus compañeros y compañeras” (Pujolas, 2012). Con esta estrategia permitimos que alumnos o alumnas que presentan necesidades educativas especiales, se encuentren incluidos de forma positiva en las aulas ya que sus compañeros y compañeras siempre estarán para ayudarle puesto que el aprendizaje no se basa en la individualidad sino en el aprendizaje en grupo.
Esto es de vital importancia ya que en nuestra sociedad, todos los niños y niñas tienen derecho a una educación de calidad y esta sólo se logrará si el sistema educativo tiene que en cuenta la diversidad de alumnado y se adapta a cada uno de ellos teniendo en cuenta sus intereses, necesidades y características ya que como explicó Gardner con su teoría de las Inteligencias Múltiples, cada alumno aprende de forma diferente por lo que debemos enfocar el aprendizaje a la mejor forma que este tiene para aprender para así poder desarrollar al máximo su potencial consiguiendo un óptimo aprendizaje.

Pero la educación de calidad puede ir dada de la mano a la educación inclusiva puesto en ella no sólo se atiende a las necesidades de los demás, sino que como hemos dicho anteriormente, también se crean actitudes de respeto, apoyo, tolerancia, etc importantes para poder llevar a cabo una educación de calidad en la que los alumnos y alumnas son los protagonistas de su propio aprendizaje; eliminando aquellas barreras que hacen que veamos a este tipo de alumnos/as como diferentes y por tanto tienden a ser excluidos de las aulas debido a la falta de recursos, metodología inadecuada e incluso la propia actitud de la comunidad educativa que hace que se excluya a este tipo de alumnos y alumnas de la educación ordinaria. Pero no nos damos cuenta que un alumnado con necesidades educativas especiales hace que el aprendizaje de todos los demás compañeros y compañeras sea más enriquecedor.

Por todo ello debemos eliminar las barreras que no hacen posible que se de una educación inclusiva de calidad, ya que como propone Melero (2011) el Index for Inclusion nos puede servir para eliminar las barreras que hace que no se pueda llevar a cabo una educación de calidad como puede ser: profesorado, alumnado e incluso las propias familias.
Si pensamos pues en cómo conseguir una escuela más participativa y si podemos llevarla a cabo, partimos de que antiguamente las escuelas también estaban regidas por un currículo rígido e inamovible por lo que no se podía modificar y todo alumno o alumna que no fuera capaz de alcanzar los contenidos y objetivos quedaba fuera del sistema educativo al no poder alcanzar los mínimos requeridos, lo que le conllevaba al fracaso escolar. Pero hoy en día, esto ha cambiado puesto que las escuelas llevan a cabo un currículo flexible y modificable para adaptarlo a las necesidades que presenta el alumnado. Por ello podemos decir que la escuela, al tener en cuenta a todo tipo de alumnos y alumnas, hace de ella un lugar participativo, enriquecedor, inclusivo, un lugar donde todo tipo de alumnos y alumnas puedan ir a aprender, a divertirse y a relacionarse con los demás.

Cabe mencionar que las familias como agente educativo, cuentan con un papel muy importante en las escuelas y por tanto en la educación de sus hijos. Formando así parte de la comunidad educativa.

En conclusión, hoy en día cada vez nos acercamos más hacia la educación inclusiva. Pero la falta de recursos tanto materiales, personales como espaciales hacen que esta sea difícil de llevar a cabo y por lo tanto no se llegue a dar una educación de calidad. Ante esto, las prácticas educativas así como la política y la cultura escolar deben estar destinadas a tal fin, deben estar destinadas a garantizar a todo el alumnado la oportunidad de aprender en un mismo espacio, un mismo espacio que les permita relacionarse  y participar en igualdad de condiciones

lunes, 27 de marzo de 2017

Reflexión: coloquio familias

A continuación realizaremos un análisis de dos casos distintos, uno de X-frágil y otro de un caso de autismo, contado desde la perspectiva familiar, como han ido evolucionando sus hijos, qué dudas les surgieron y cómo fueron afrontando las diferentes situaciones vividas, etc. Nos parece importante este punto de vista, ya que por nuestra labor docente nos solemos centrar en el ámbito educativo, dejando al margen el ámbito familiar, aunque escuela-familia estén en constante relación el propósito es mejorar la vida del alumno en la escuela debemos tener en cuenta también que mejorar su vida familiar es importante. Sin duda que éstos padres compartieran su experiencia con nosotros fue de lo más interesante.


En el primer caso encontramos a un niño con autismo que fue el primer hijo de la familia, debido a este hecho los padres estaban perdidos sobre el comportamiento de su hijo. Al principio suponían que tenía retraso madurativo ya que no hablaba y se relacionaba poco con su entorno. Pero no fue hasta su ingreso en el colegio cuando empezaron a hacerle pruebas más exhaustivas, le dieron un 27% de discapacidad y así accedió a atención temprana. Repitió infantil, pero sus padres pedían más y decidieron buscar especialistas fuera, porque, además, a los centros les faltaban medios.


Ya en primero de primaria le dieron un 33% de discapacidad y fue diagnosticado de autismo y retraso mental y se le dió el apoyo necesario. De pequeño fue a APHISA, esta es una entidad/asociación sin ánimo de lucro, que fue creada en Alcalá de Henares gracias a la iniciativa de un grupo de padres y madres para ofrecer los apoyos necesarios a personas con discapacidad intelectual, defender sus derechos y mejorar su calidad de vida y la de sus familias, orientadas siempre por principios de integración y normalización social. En primaria fue a SAIDI, un centro especializado externo ubicado también en Alcalá. El problema estaba en que el centro ordinario y las asociaciones no se coordinaban y el alumno no parecía evolucionar. Se cambió de centro, a CeTea situado también el Alcalá de Henares, el cual está especializado en Trastornos del Espectro Autista (TEA) y Trastornos Específicos del Lenguaje (TEL), cuenta con un equipo multidisciplinar de psicólogos, pedagogos, psicopedagogos, educadores sociales, logopedas y maestros de educación especial, con el objetivo de mejorar su calidad de vida, respondiendo a las necesidades que les plantea el día a día. Trabajando sobre dos pilares fundamentales, el trato personal e individualizado, y la mejora de su calidad de práctica profesional mediante el trabajo en equipo la formación contínua de los profesionales y la supervisión periódica de las intervenciones.


Gracias a este centro se notó mucho la mejora del niño, sobre todo en la comunicación. Es importante buscar un terapeuta que se adapte a las necesidades del niño. Además no debemos saturar al niño. Posteriormente fue un terapeuta, procedente del centro Acuarelas, a su casa. Ahora los tres, el centro ordinario, CeTea y la terapeuta de Acuarelas, están coordinados y su evolución y mejora es notable.


Al no haber valoración hasta 2º de primaria, la situación fue muy frustrante, no sabían donde ir y qué hacer. Toda tu vida es él, su vida debe adaptarse a sus necesidades y deben organizar su vida en función de él, de sus clases extraescolares, de sus rutinas, etc.
Ahora, A los 13 años y 9 de edad mental, su hijo va a un colegio de educación especial, y el cambio ha sido muy drástico, tanto para él como para los padres que aún están adaptándose.


En el segundo caso sobre el X-frágil, a diferencia del caso anterior, se trataba del segundo hijo de la familia, el cual tiene también una hermana. Desde que nació su familia se dio cuenta de que no sostenía ni la cabeza ni la mirada. Preocupados, acudieron al médico, el cual les dijo que no se preocupasen porque podía tener un desarrollo más lento, aunque era muy importante que lo observaran para ver su evolución.


Cuando tenía siete meses, no hacía nada y dado que le tuvieron que ingresar en el hospital por neumonía, pidieron que se estudiara su caso, puesto que observaban que su desarrollo no era normal y concertaron una cita con el neurólogo, que tras mucho tiempo y pruebas, le diagnosticó “Síndrome de X-frágil”,  a partir de este momento comenzó su tratamiento y la familia se tuvo que amoldar a las necesidades de su hijo, la madre tuvo que dejar su trabajo para poder ocuparse de él durante más tiempo, ya que necesitaba más atención que su hermana, quien tuvo que acudir al psicólogo puesto que no entendía lo que a su hermano le pasaba.


Las expectativas que se le dió a la familia sobre su hijo eran muy bajas, pero gracias al trabajo conjunto de los padres consiguieron lo que se suponía que no iba a poder conseguir, caminar, entre otras cosas. Cuando era pequeño, acudía a un centro de atención temprana y a rehabilitación para mejorar su hipotonicidad, donde trabajan con él a través de pictogramas. Además, en cuanto a la escolarización, acudía a un centro ordinario, al principio iba muy bien con su profesora, que le atendía como él necesitaba, pero esta se tuvo que marchar y vino otra profesora, que recomendó a la familia, su escolarización en una escuela de educación especial. La familia, no estuvo de acuerdo con esta decisión, puesto que lo que querían era normalizar lo máximo posible a su hijo en la sociedad, pero necesitaban saber si realmente lo estaban haciendo bien, ya que no sólo les bastaba con el diagnóstico, sino que necesitaban ir más allá en cuanto a la intervención con su hijo.


En el centro educativo ordinario, trabajaba con los PT y AL, estaba apuntado a multideporte, una actividad extraescolar que ofertaba el mismo. Fuera del centro escolar,  también acude a la asociación de X-frágil, aunque la atención de ésta no era del todo la esperada, pero el niño consigue poco a poco autonomía y va aprendiendo a desenvolverse con el entorno; también acudió a APHISA y CeTea, junto con el alumno autista del caso anterior, donde se trabaja el lenguaje dos sesiones a la semana de una hora cada una. También acude a musicoterapia donde se trabaja su discapacidad mediante la música y por último acude a hipoterapia los domingos, se le trata de estimular a todos los niveles mediante el trabajo con caballos.

Creemos que la situación familiar de estos niños es buena, los padres muestran una buena e intensa implicación en el desarrollo de sus hijos y han hecho lo posible por ellos, favoreciendo una excelente relación familia-escuela que ha sido tan positiva como la coordinación de los centros entre sí. Aunque sí que es verdad que ambas familias cuentan con los recursos económicos suficientes para atender a sus necesidades y potenciar su desarrollo, acudiendo a centros externos o contratando apoyos extras. Consideramos que las políticas sociales no están comprometidas con este tipo de situaciones ya que, de no ser por su situación económica, ninguno de los dos hubiera tenido la misma evolución ni las mismas oportunidades.